La tokenización no es una moda pasajera. Es una nueva realidad de financiamiento que está transformando la manera en que se convierten las ideas en proyectos reales, conectando capital con comunidades y posicionando a El Salvador como un referente mundial en innovación financiera.

Imagine financiar la construcción de un edificio, apoyar un emprendimiento tecnológico, monetizar los derechos de exposición de una obra de arte o incluso adelantar los ingresos de una cosecha agrícola sin depender de bancos ni de fondos de inversión tradicionales. Eso es la tokenización: convertir un activo tangible o un derecho en tokens digitales que representan fracciones de propiedad o de beneficios económicos. Dicho de otro modo, dividir un proyecto en partes accesibles para que muchas personas puedan invertir en él.

La tokenización ofrece beneficios que marcan una diferencia con respecto a los métodos tradicionales:

Refuerza los proyectos. Ideas que antes se quedaban en el papel ahora pueden transformarse en realidades. Desde desarrollos inmobiliarios hasta iniciativas culturales o agrícolas, cualquier propuesta puede encontrar capital sin depender de un solo financiador.
Facilita el acceso a financiamiento. Inversionistas pequeños o medianos pueden participar desde montos accesibles. Esto democratiza las oportunidades y permite diversificar riesgos.
Crea comunidades. Quienes invierten no son simples accionistas lejanos, sino socios comprometidos. Se genera un círculo virtuoso en el que todos tienen interés en que el proyecto funcione y crezca.
Este modelo no solo conecta al emprendedor con recursos, sino también con una comunidad que cree en su idea y que se beneficia de su éxito.

El Salvador, un terreno fértil

Lo más relevante para nuestro país es que no partimos de cero. En 2025, El Salvador fue reconocido como la nación con la mejor regulación del mundo en materia de activos digitales. Esto significa que contamos con un entorno legal claro, seguro y favorable para atraer inversión, desarrollar proyectos innovadores y construir confianza.

Este marco regulatorio convierte al país en un destino atractivo no solo para capital extranjero, sino también para los emprendedores locales que buscan financiamiento ágil y confiable.

Cómo funciona el proceso

Detrás de cada proyecto tokenizado hay una estructura ordenada:

El estructurador diseña el proyecto y lo transforma en una oferta clara para los inversionistas.
La plataforma de emisión distribuye los tokens y facilita la interacción entre las partes.
La Comisión Nacional de Activos Digitales (CNAD) supervisa y aprueba el proyecto, asegurando el cumplimiento legal y la protección al inversionista.
Gracias a este engranaje, las ideas se convierten rápidamente en oportunidades reales de inversión.

El modelo salvadoreño

Uno de los aspectos más atractivos de este esquema es la rapidez. Mientras en otros países los trámites pueden tomar meses, en El Salvador los procesos son mucho más ágiles gracias a la modernización de la normativa. Esto acorta los tiempos de aprobación, atrae capital extranjero y permite que los emprendedores accedan a financiamiento en cuestión de semanas.

La agilidad, combinada con la seguridad jurídica, ha hecho que nuestro país se convierta en un referente regional en tokenización.

He tenido la oportunidad de participar en casi treinta proyectos tokenizados que han generado un impacto real. Lo más inspirador es ver cómo la tokenización no solo proporciona liquidez, sino que también crea un sentido de pertenencia. Los inversionistas sienten el proyecto como propio. Ya no están detrás de un escritorio lejano; forman parte del mismo esfuerzo y comparten su visión de éxito.

Una herramienta para proyectar a El Salvador

Como abogado, empresario y ciudadano, estoy convencido de que este modelo puede dinamizar la economía y, al mismo tiempo, proyectar a El Salvador como un destino financiero digital de primer nivel. Tenemos lo esencial para lograrlo:

  • Seguridad jurídica reconocida internacionalmente.
  • Regulación clara y moderna.
  • Presencia de empresas líderes en activos digitales.
  • Conexión con canales financieros tradicionales.
  • Este ecosistema es único y nos brinda la oportunidad de transformar la tokenización en una herramienta eficaz para conectar capital con ideas, mientras posicionamos al país como un hub de innovación financiera a escala global.

Lo que más me motiva es comprobar cómo la innovación tecnológica, las reglas claras y la confianza mutua pueden convertirse en motores de desarrollo. La tokenización no es un privilegio reservado a grandes capitales; está al alcance de cualquier persona con la voluntad de transformar su realidad mediante esfuerzo y disciplina.

Cierro con la premisa que me gusta repetir: El Salvador no necesita copiar modelos ajenos. Debemos construir nuestra propia narrativa, una en la que el país no se compare con otros, sino que se convierta en su mejor versión. La tokenización puede ser una de las herramientas clave para lograrlo.