A solo cien metros de la Línea Azul, divisoria entre Líbano e Israel, se ubica la posición 4-28 de la misión de paz de Naciones Unidas (FINUL), a cargo de soldados españoles y un contingente de 45 efectivos salvadoreños. Desde este punto, los cascos azules mantienen vigilancia permanente para garantizar el respeto a la línea de repliegue establecida por la ONU.

La Línea Azul, con trece puntos de disputa territorial, es considerada un escenario clave en los futuros acuerdos de seguridad entre Israel y Líbano. En la zona, donde se levantan bases israelíes como la avanzada conocida como FOB, se registraron incursiones militares en los últimos once meses durante el conflicto con Hizbulá, que dejó arrasadas varias poblaciones del sur libanés.

A la derecha, Ghajar, una localidad hasta hace dos años dividida en dos mitades por la Línea Azul y ahora cercada en su totalidad por un muro israelí. Sobre cada elevación visible en la distancia, una posición israelí e, incluso, en el extremo este, una base de operaciones avanzada (FOB, en inglés).

"En esa elevación, donde se ve la arena, está la FOB israelí", explica uno de los militares desde un punto de observación en la posición 4-28 de la FINUL.

“Nuestra misión principal es mantener la observación 24 horas sobre la Blue Line (Línea Azul) y que se respete esa Blue Line”, explicó el capitán Víctor Mendoza Mancheño, jefe de la posición española. El mando destacó que, junto a las Fuerzas Armadas Libanesas, realizan patrullajes diarios para fortalecer la seguridad de la región.

El teniente de fragata salvadoreño, Eder Ruiz Hernández, recordó que durante la guerra de junio entre Irán e Israel permanecieron en alerta dentro de los búnkeres. 

“Estuvimos cuando el conflicto entre Irán e Israel, en el cual hubo bastante situaciones de misiles que se miraban por esta posición”, comentó el oficial salvadoreño.

Vista del exterior de la posición 4-28, una de las dos posiciones que comparten las tropas españolas y salvadoreñas situada a escasos cien metros de la denominada Línea Azul, la frontera de facto entre el Líbano e Israel. Desde la posición 4-28, un grupo táctico con tres secciones en rotación, una conformada por 45 soldados de El Salvador y otras dos homogéneas con 28 militares de España cada una, vigila las 24 horas del día una divisoria clave para el futuro de los libaneses. EFE

Aquí, la torre de vigilancia está activa día y noche, sumándose a otros puestos de observación que ocupan a lo largo de la divisoria y a las patrullas que realizan en su mayoría junto a las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF), pues el despliegue está pensando para "ayudarlas" a ellas.

Aunque ahora prevalece una “calma tensa”, los efectivos mantienen listos sus refugios y suministros para reaccionar ante cualquier ataque. Los búnkeres se mantienen siempre preparados, con sus raciones y botellas de agua al lado de la entrada, dando paso a dos largos bancos. Por ahora, solo les ha tocado sentarse en ellos durante la guerra del pasado junio entre Irán e Israel, debido a la potencial caída de fragmentos de proyectiles interceptados.

El contingente militar salvadoreño en un acto protocolario. @UNIFIL_

El comandante Cándido Galán Mancha, portavoz del Sector Este de FINUL bajo mando español, indicó que cuando detectan arsenales de armas o bloqueos de carretera, se coordina con las Fuerzas Armadas Libanesas, ya que “FINUL es un mero asesor”. Además, los ingenieros de la misión ayudan a despejar caminos destruidos para facilitar el retorno de las familias desplazadas.

“Lo que en FINUL esperamos es que toda esa población pueda volver a sus casas y que puedan tener una vida fructífera, y que sus hijos puedan crecer y sean el futuro del país”, concluyó Galán.