La Junta de Revisión de California negó el jueves la libertad condicional a Erik Menéndez, uno de los dos hermanos sentenciados a cadena perpetua por el asesinato a tiros de sus padres, Kitty y José Menéndez, ocurrido en agosto de 1989 en su residencia de Beverly Hills.
La audiencia, realizada de manera virtual y con una duración de 10 horas, incluyó los alegatos de la Oficina del Fiscal de Los Ángeles y los testimonios de familiares y allegados considerados víctimas del crimen, que cumplió 36 años el pasado 20 de agosto.
Con esta decisión, la única posibilidad que le queda a Erik es que el gobernador de California revoque el fallo y autorice eventualmente su salida de prisión.
Su hermano Lyle será evaluado este viernes en una audiencia independiente, aunque el revés judicial de Erik anticipa un panorama poco favorable para su caso.
En mayo pasado, la Justicia de Estados Unidos revisó la condena de ambos hermanos y la redujo a una pena de entre 50 años y cadena perpetua, lo que abrió la opción de solicitar audiencias de libertad condicional.
El crimen de los Menéndez sacudió a la sociedad estadounidense a finales de los años 80. Los hermanos inicialmente afirmaron haber encontrado los cuerpos de sus padres tras pasar la tarde fuera de casa, pero levantaron sospechas al iniciar una vida de lujos y excesos financiada con la fortuna familiar.
Durante el juicio, Erik y Lyle alegaron haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de su padre, un argumento que dividió a la opinión pública y marcó uno de los procesos más mediáticos de la época.
El caso recuperó notoriedad en los últimos años con la serie de Netflix “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez”, además de documentales que reavivaron el debate sobre si los hermanos fueron asesinos fríos o víctimas de un ambiente familiar marcado por el abuso.