Los devotos venezolanos celebraron este sábado a sus dos primeros santos, el médico José Gregorio Hernández y la religiosa Carmen Rendiles, en múltiples misas de acción de gracias realizadas en distintos sectores de Caracas y del país, y expresaron su agradecimiento por las canonizaciones, el pasado domingo.
La llamada ‘Fiesta de la santidad’ comenzó a las 10:00 hora local (14:00 GMT) en numerosos espacios religiosos de la capital venezolana, entre los que destacan la Iglesia de La Candelaria y la Capilla del colegio Belén, donde reposan los restos de Hernández y de Rendiles, respectivamente.
Cientos de feligreses asistieron a la eucaristía en La Candelaria, oficiada por el párroco Gerardino Barracchini, quien expresó que la nación está "de fiesta" y con una "alegría desbordante" debido a que, "por primera vez, dos venezolanos suben a los altares".
El cura hizo un llamado a recordar a "todos aquellos que, por tantas generaciones, quisieron ver este anhelo" materializado y "no lo pudieron ver" y que, además, "inculcaron esta devoción en el corazón de Venezuela".
Durante su discurso, recordó milagros que llevaron a ambos venezolanos a los altares y relató episodios de sus vidas, a la vez que agradeció a "tantas personas que estuvieron detrás de cada proceso" y a los que estuvieron "siempre atentos al desarrollo de la causa".
"El trabajo no fue nada fácil, pero tampoco fue imposible. Hubo la tenacidad, hubo también la actitud de querer trabajar para Venezuela", aseguró Barracchini, quien fue vicepostulador de la causa de Hernández y asesor de la de Rendiles.
El párroco, quien llamó a cambiar "la división por la unión", pidió a ambos santos trazar "el camino de desarrollo y progreso" en el país.
"Todos nosotros, queridos hermanos, tenemos que cambiar de actitud para que Venezuela siga adelante, porque un país que está enfermo espiritualmente no puede progresar materialmente", agregó.
Milagros
En las afueras, varias personas se acercaban a la estatua de Hernández, ubicada justo al frente de la iglesia, y se detenían unos minutos a rezar, de las cuales algunas mojaban sus manos en la fuente del pedestal para luego pasárselas por partes del cuerpo.
A la misa asistió María Eugenia Mendoza, quien dijo a EFE sentirse "todo el tiempo" agradecida con el santo.
Relató que, una vez, su hija tuvo un accidente de tránsito del que resultó ilesa, mientras que el vehículo quedó destruido.
Cuando llegó al lugar, su hija le mostró una estampa de Hernández que llevaba consigo.
"Eso te hizo el milagro", recuerda que le dijo a su hija, a quien le sugirió que guardara la imagen para su protección.
Por su parte, Mariana di Prima dijo a EFE que desde joven le tiene fe al médico, quien -aseguró- le curó "una dolencia en las manos" a su hermana, por lo que suele pedirle por la salud de sus seres queridos, así como "por la paz de Venezuela".
"Estoy feliz porque logramos (la canonización)", expresó la devota, aunque agregó que para ella y su familia Hernández "siempre fue santo".
La canonización de ambos venezolanos ha sido motivo de gran alegría en el país en medio de una prolongada crisis política y, según el Gobierno, de una "amenaza militar" por parte de Estados Unidos, que mantiene un despliegue naval en el mar Caribe.
La Iglesia venezolana convocó para este sábado celebraciones en cada parroquia del país tras suspender, el miércoles, el festejo masivo en el Estadio Monumental de Caracas programado para este 25 de octubre, luego de recibir más de 80,000 solicitudes de asistencia, cuando se tenía previsto un aforo de 48.000 personas, según explicó.
