La obesidad infantil se ha convertido este año en la forma más predominante de malnutrición en el mundo, superando por primera vez al bajo peso, según un informe publicado este martes por Unicef.

De acuerdo con el estudio titulado “Alimentando el negocio: Cómo los entornos alimentarios ponen en peligro el bienestar de la infancia”, 188 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años, es decir uno de cada diez, padecen obesidad.

“Significa un cambio muy importante en la forma de abordar la malnutrición por parte de los gobiernos y de la comunidad internacional”, señaló a EFE Mauro Brero, asesor senior de Nutrición en Unicef. Recordó que desde el año 2000 la prevalencia del bajo peso en menores cayó del 13 % al 9.2 %, mientras que la obesidad aumentó del 3 % al 9.4 %.

La situación es especialmente preocupante en regiones como Norteamérica (45 % de obesidad entre menores de 10 a 14 años), Latinoamérica y el Caribe (39 %), Oriente Medio y Norte de África (36 %) y Europa Occidental (28 %). En España, país de referencia por la dieta mediterránea, el 31 % de los niños y adolescentes tiene sobrepeso y un 10 % obesidad.

Brero advirtió que entre un 20 % y un 30 % de las calorías de los menores en España provienen de alimentos ultraprocesados, aunque destacó los esfuerzos del país con el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030).

En países de renta alta, la obesidad es un problema enquistado con aumentos mínimos en los últimos 20 años, mientras que en naciones de ingresos medios y bajos el incremento ha sido mucho mayor. En Asia Meridional, por ejemplo, el índice de obesidad infantil se ha quintuplicado desde el año 2000.

En Latinoamérica, Unicef considera que existe “un desafío importante” debido al consumo elevado de alimentos y bebidas no saludables.

“El 80 % de los adolescentes consume regularmente productos azucarados. En países como México o Brasil, los niños obtienen casi el 40 % de sus calorías de ultraprocesados”, explicó Brero.

El organismo también expresó su preocupación por el consumo creciente de bebidas energéticas entre jóvenes y llamó a los gobiernos a regular su publicidad, incluir etiquetas de advertencia y desmitificar su uso como productos para deportistas.

“Necesitamos crear un estado de opinión que perciba estos productos como lo que son: tóxicos para niños y adolescentes”, concluyó el asesor de Unicef.