El primer ministro de Francia, François Bayrou, sufrió una aplastante derrota este lunes tras perder la moción de confianza que él mismo presentó ante la Asamblea Nacional, lo que lo obliga a presentar su dimisión, junto a la de su gabinete, tras apenas nueve meses en el poder.
En total, 364 diputados votaron en contra de Bayrou, mientras que 194 respaldaron su continuidad, lo que lo convierte en el primer jefe de Gobierno en caer por una moción de confianza desde la instauración de la V República francesa en 1958.
Bayrou, líder centrista y aliado de Emmanuel Macron, había solicitado el voto de confianza para validar su diagnóstico sobre la frágil situación de las finanzas públicas francesas y la necesidad de un ajuste fiscal de 44,000 millones de euros en 2026. Sin embargo, la oposición completa —de izquierda y extrema derecha— votó en bloque contra él, responsabilizando al presidente Macron del colapso político.
Desde el sector más radical, La Francia Insumisa (LFI), liderada por Jean-Luc Mélenchon, exigió directamente la dimisión del presidente Emmanuel Macron, y este martes presentará una moción de destitución presidencial, aunque con pocas probabilidades de éxito.
Mientras tanto, Marine Le Pen, figura de la extrema derecha, responsabilizó a Macron por la situación actual del país, aunque sin pedir explícitamente su renuncia, apelando al respeto por el orden institucional.
Con la renuncia de Bayrou inminente, el presidente Emmanuel Macron deberá tomar una decisión para salir de esta nueva crisis política en Francia. Entre sus opciones están nombrar a un nuevo primer ministro, medida que parece la más probable, o convocar elecciones legislativas anticipadas.
En los pasillos políticos se especula que Macron podría ampliar la base de su próximo gobierno incorporando al Partido Socialista, lo que incluiría nombrar a uno de sus dirigentes como nuevo primer ministro. Esta maniobra buscaría evitar un nuevo estancamiento legislativo tras el fracaso de Bayrou.