No se trata de un mito, sino de una verdad a todas luces de que las remesas disminuyen la oferta de mano de obra en El Salvador, sobre todo la de las mujeres, según un estudio del Banco Mundial.
Titulado Remesas y Desarrollo: La Experiencia del Norte de Centroamérica, la investigación examina la magnitud de los flujos en El Salvador, Guatemala y Honduras, y cómo han impactado en la dinámica económica de los hogares receptores.
El documento del Banco Mundial señala que han encontrado “pruebas” de que las remesas se asocian con reducciones sustanciales en las tasas de participación en la fuerza laboral.
Sobre El Salvador, el Banco Mundial puntualiza que el impacto de las remesas en la oferta laboral es más pronunciado y afecta más a las mujeres, al tener el historial migratorio más antiguo y los mayores flujos.
Según una medición, se sugiere que los receptores de remesas disminuyeron su participación en la fuerza laboral en un 6 % en los hombres y un 15 % entre las mujeres.
“Es probable que esta disminución de la oferta de mano de obra se deba a una reasignación de deberes dentro del hogar que aumenta el bienestar. En otras palabras, las remesas pueden estar permitiéndoles a las familias gozar de más tiempo para la producción doméstica o para el cuido de infantes y personas adultas mayores”, sostiene el reporte.
El estudio, además, señala que las remesas “podrían estar contribuyendo con las elevadas tasas de chicos y hombres jóvenes en Guatemala y El Salvador que son ninis (ni estudian ni trabajan)”.
Los resultados del Banco Mundial no están alejados de otros estudios y se alinean con las quejas de diferentes sectores de la economía, como los caficultores, que aseguran que las remesas han desalentado a los jóvenes a trabajar en las fincas, aunque también es cierto que existe una migración de mano de obra hacia actividades de la economía mejor remuneradas.
Ingresos dejados de percibir por la migración
El estudio del Banco Mundial también evaluó la magnitud económica en términos de salarios no percibidos por la migración, una variable que sugiere que, en El Salvador, representaron un 6 % de la fuerza laboral y habrían ganado un estimado del 4.7 % de todos los ingresos laborales del país.
Además, representó un 1.7 % del producto interno bruto (PIB) de 2019.
La investigación del Banco Mundial enfatiza que El Salvador se “distingue” porque tiene una diáspora “más numerosa y consolidada”.
El número de migrantes salvadoreños que salieron a Estados Unidos desde 1990 superó al de Guatemala y Honduras en cada década, llegando a representar un 23 % de la población nacida en El Salvador, mientras que en Honduras fue de un 8 % en 2019.
El Banco Mundial coincide en que las remesas son motores de las economías centroamericanas, pero siguen presentando “elevados niveles de pobreza y ninguna ha experimentado un fuerte crecimiento económico”.
Aunque El Salvador, Guatemala y Honduras representan un 0.5 % de la población mundial, reciben el 3.3 % de las remesas globales.
