Cuidar los niños o los adultos, lavar, planchar, cocinar o hacer limpieza constituyen un trabajo, pero no es remunerado y se suele delegar a las mujeres, quienes destinan cerca de 50 horas semanales en la zona rural de El Salvador a estas actividades, destaca un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Con datos a 2022, la agencia de Naciones Unidas detalló que las mujeres salvadoreñas en la zona rural destinan en promedio 49.9 horas al trabajo no remunerado, equivalente a un 29.7 % de las 168 horas que tiene la semana.
En la zona urbana, ese promedio es de 40 horas, un 23.8 %, según el estudio publicado la semana pasada bajo el título “La sociedad del cuidado: gobernanza, economía política y diálogo social para una transformación con igualdad de género”.
¿Cuál es el problema? Las mujeres dedican más tiempo a las actividades de un hogar sin recibir un ingreso, lo que las obliga a depender económicamente de una pareja y no tienen cobertura de servicios de salud o pensión. Si consiguen un empleo, igual quedan relegadas a las tareas domésticas más que los hombres y supone una carga adicional de trabajo.
El informe de la CEPAL señala que las mujeres rurales destinan en promedio 14.4 horas semanales al trabajo remunerado, una cifra que sube a 24.7 horas en la zona urbana.
Hombres trabajan más, pero reciben ingresos
Al comparar con los hombres surge una gran diferencia: en la zona rural, promedian 26.1 horas al trabajo no remunerado, la mitad que las mujeres, mientras que tienen 38.7 por un empleo con ingresos.
Los hogares en la zona urbana tienen menos participación de los hombres en los trabajos domésticos, con solo 20.4 horas en promedio, frente a 42.3 horas en trabajo remunerado.
De los 16 países incluidos en el informe de la CEPAL, El Salvador tiene la tercera tasa de población femenina rural en un trabajo no remunerado, solo superado por México donde las mujeres destinan hasta 66 horas y en Perú con 64.7 horas destinadas a actividades sin ingresos.
“Las responsabilidades de cuidado que asumen las mujeres jóvenes afectan sus trayectorias educativas y laborales, lo que perpetúa los ciclos de desigualdad y dependencia económica y repercute en su autonomía y bienestar a largo plazo”, indica la CEPAL.
En general, las niñas y las adolescentes dedican más tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que sus pares, independientemente de su estado civil. Este rol se traslada cuando crecen y forman una familia.
Como consecuencia, el 65.5 % de las mujeres salvadoreñas que no buscan empleo se dedican a tareas del hogar, reveló el VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda del Banco Central de Reserva (BCR).
Además, el déficit de los servicios básicos -agua, saneamiento o electricidad- eleva el tiempo que las mujeres dedican al trabajo no remunerado. “Esta situación es particularmente crítica en las zonas periféricas de los centros urbanos y en las zonas rurales y de bajos ingresos, donde las brechas de acceso a la infraestructura básica continúan afectando de manera desproporcionada a los hogares en situación de pobreza”, sostiene la CEPAL.