Conocida como ‘la gran jefa’, Gloria de Romero, fundadora de Pollo Campestre, se mantiene al frente del negocio familiar que avanza a pasos agigantados y no descarta llegar a la mesa de los salvadoreños en Estados Unidos.

Bajo un triple rol como empresaria, madre y esposa, acompañó cada paso del nacimiento del negocio familiar junto con su esposo, Mario Romero, fallecido en 2021, cuando era una pequeña panadería en San Miguel. La familia Romero comenzó a elaborar pan en 1982 gracias a que “niña Chabelita” les enseñó, y así nació Panadería Sinaí, con apenas un presupuesto de 150 colones ($17.50).

En 1987, comenzaron a preparar pollo frito, un sabor que 38 años después ha conquistado el paladar de los salvadoreños con una red de 72 establecimientos a nivel nacional, en formato de restaurantes y autoservicio.

El grupo realizó una inversión de $8 millones para una planta de incubación en San Miguel, la de mayor tecnología en Centroamérica, con lo cual afianza un modelo sostenible al cubrir gran parte del proceso productivo.

De Romero cree que el éxito del negocio radica en dos pilares: la confianza en Dios y el apoyo de todos los colaboradores del grupo, que incluye tanto a sus hijos como a sus nietos.

La marca migueleña se prepara para echar vuelo al mercado estadounidense, donde tocaría las puertas del comercio nostálgico, pero no acelera el pedal porque la plaza salvadoreña aún tiene espacio para crecimiento.

 

La familia Romero en las instalaciones de la nueva planta incubadora en San Miguel, que requirió una inversión de $8 millones. /Alexander Montes

 

¿Cómo se siente haber estado al frente desde el inicio de una empresa tan grande?

Para mí es una gran satisfacción ver los logros que hemos tenido hasta acá. Mi satisfacción más grande es cómo hemos involucrado a nuestra familia, nuestros hijos, a que ellos también formen parte del crecimiento de la empresa.

Ellos ya son personas que se han formado en la empresa, conocen todo el movimiento de la empresa. Ha sido un esfuerzo para nosotros, pero lo hemos logrado. Gracias a Dios tenemos personal comprometido, que se ha ido a capacitar. Ellos van a darle vida a este lugar.

 

¿Cuál cree que ha sido el éxito de Campestre?

Primero, nosotros damos gracias a Dios porque nosotros, todo lo que vamos a iniciar, siempre lo ponemos de la mano de Dios. Oramos antes de iniciar un emprendimiento.

También, nuestra gente marca la diferencia, nuestros colaboradores son personas comprometidas y que saben lo qué hace. Ellos se capacitan mucho.

 

¿La empresa está delegada en sus hijos o sigue participando?

Yo estoy todos los días también al frente, soy parte del equipo de trabajo. Todos los días paso en la oficina, a veces salgo a los restaurantes, voy al Avícola. Es un rol, es lo que a mí me llena de alegría y satisfacción, estar alrededor de nuestra gente.

 

¿Cuáles son las proyecciones de la empresa, más expansión en el mercado salvadoreño o ya están tocando el músculo del hermano salvadoreño en el exterior?

Todavía tenemos campo donde seguir creciendo, pero a futuro tenemos otras proyecciones.

 

¿Todas las puertas del mercado estadounidense?

Con la ayuda del Señor, vamos a llegar.