El exitoso empresario y filántropo salvadoreño Ricardo Poma, falleció este domingo a los 79 años, informaron fuentes familiares.
Poma, uno de los referentes del empresariado salvadoreño, se mantuvo al frente de Grupo Poma, conformado por Excel, Grupo Roble, Real Hotels & Resort, Solaire y Autofácil, con presencia en Centroamérica, Colombia, República Dominicana y Estados Unidos.
Poma era también el presidente de la Fundación Poma, la Fundación Renacer y la Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo Humano (Fusal), dos organizaciones creadas para promover la educación, la salud y la cultura.
Devoto a la filosofía de que la educación es la base para el desarrollo económico, en pleno conflicto armado, Poma buscó apoyo de empresarios amigos para establecer la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) en 1993, un centro de enseñanza de élite para salvadoreños y extranjeros en economía, ingeniería, negocios digitales y ciencias jurídicas.
Fue parte de la tercera generación de la familia Poma, cuyos inicios se remontan a la primera década del siglo XX. Su padre fue Luis Poma y su madre Alicia Isabel Delgado Gamboa de Poma. Ricardo Poma siempre mantuvo en alto el legado y las enseñanzas de su padre y su hermano Roberto.
Ricardo y Roberto estudiaron en el extranjero, pero regresaron a El Salvador en 1970 para asumir las riendas de los negocios familiares. Fue un ingeniero industrial de la Universidad de Princeton y obtuvo un MBA de la Escuela de Negocios de Harvard.

Su legado económico y social ameritaron varios reconocimientos internacionales, entre los que destacan Corporate Citizenship Award, otorgado en 2019 por el Woodrow Wilson International Center; la Orden del Mérito Civil por el Rey Felipe VI en 2015, así como la Orden al Mérito 5 de Noviembre 1811, Próceres de la Independencia Patria, en 2019 por la Asamblea Legislativa.

Génesis de la familia Poma
El legado de la familia Poma descansa en la visión y la ambición de un joven barcelonés, Bartolomé Poma, quien tras el fallecimiento de su padre se vio obligado a buscar empleo a temprana edad a principios del siglo XX. Poma se mostró interesado en la industria automotriz, considerada en ese momento como “la nueva frontera tecnológica en el mundo”.
Se convirtió en un “ajusteur”, traducido al español como “ajustador”, que eran las personas encargadas de ensamblar los vehículos, pues en un principio la fabricación de carros era pieza por pieza.

Bartolomé Poma se fue a trabajar a París. En Marsella, una ciudad francesa, conoció a Magdalena Bottero, una joven procedente de los Alpes italianos, y en 1902 se casaron. Poma siempre tuvo comunicación con su hermano, Enrique, quien se había establecido en México y lo convenció de emigrar a América para que aplicara sus conocimientos de mecánica automotriz.
En 1908, la familia Poma viajó a México con su primera hija, Didine. Luego regresaron a Europa y en 1915 volvieron a México, pero la estadía se complicó con la Revolución Mexicana, mientras que en Europa comenzaba la Primera Guerra Mundial.
Con los vientos bélicos en contra, la familia Poma se estableció en El Paso, Texas. Para ese entonces, Bottero estaba embarazada de su segundo hijo, Luis Poma -padre de Ricardo Poma-.

Siguiendo una recomendación de un amigo, Bartolomé Poma migró a San Salvador e instaló un pequeño emprendimiento de automotriz de transporte y reparación. Meses después, Magdalena Bottero se sumó a esa travesía con sus dos hijos – cuando Luis tenía solo cuatro meses-, y llegaron al Puerto de Acajutla.

Los hermanos Didine y Luis estudiaron en Francia hasta bachillerato. En 1933, regresaron a El Salvador y recobraron el negocio familiar. Ambos iniciaron una etapa de cambios y lograron la representación de la marca Toyota en 1953 y se abrieron caminos a nuevos rubros, dando vida a la empresa Solaire y Grupo Roble.