China y Estados Unidos volverán a sentarse cara a cara este viernes en Malasia, con el objetivo de frenar una nueva espiral de tensiones comerciales que ha incluido amenazas de aranceles, restricciones a materias primas clave y un creciente malestar político.
Del 24 al 27 de octubre, el viceprimer ministro chino, He Lifeng, encabezará una delegación que sostendrá encuentros con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y el representante comercial Jamieson Greer. Será el primer encuentro presencial desde que Washington advirtiera sobre la posible imposición de nuevos gravámenes a las importaciones chinas.
Según el analista Zichen Wang, ambas partes han llegado a la reunión con una estrategia de presión cuidadosamente calculada, luego de una videollamada preparatoria.
Clima hostil y declaraciones incendiarias
El ambiente previo al encuentro se ha visto enturbiado por acusaciones cruzadas. El Ministerio de Comercio chino calificó de “infundadas” las recientes declaraciones de Bessent, quien tachó de “desquiciado” al negociador chino Li Chenggang por su “comportamiento incendiario” durante la última reunión en Madrid.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también elevó el tono al advertir que Washington “tiene muchas cartas que jugar” contra Pekín si no hay avances. La incertidumbre ha generado una atmósfera tensa en los mercados, donde analistas ven el riesgo de una nueva ola de represalias económicas.
China restringe exportaciones de tierras raras
La actual escalada comenzó cuando Pekín impuso nuevas restricciones a la exportación de tierras raras, metales fundamentales para la industria tecnológica y de los cuales China controla gran parte del suministro mundial. Aunque China justificó la medida por razones de seguridad nacional, Estados Unidos la calificó como una acción “desproporcionada”.
En represalia, Trump amenazó con elevar hasta el 100 % los aranceles sobre productos chinos a partir del 1 de noviembre, lo que podría aumentar las tasas efectivas hasta el 157 %.
Guerra en los puertos: nuevas tasas navieras
A mediados de octubre, ambos países implementaron tasas portuarias recíprocas. Estados Unidos impuso una tarifa de $50 por tonelada neta a los buques chinos, con aumentos anuales previstos hasta 2028. En respuesta, China aplicó tarifas equivalentes a los barcos estadounidenses, a los que acusa de prácticas desleales en el sector marítimo.
Estas medidas, aunque definidas como “simétricas”, ya provocan volatilidad en los mercados navieros y aumentan los costos logísticos entre ambos países.
Camino hacia una posible cumbre Trump-Xi
Las conversaciones en Malasia buscan allanar el camino para una posible cumbre entre el presidente Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, prevista para finales de octubre en Corea del Sur durante la cumbre de la APEC.
Aunque Trump reconoció que el encuentro “podría no tener sentido” si persisten las tensiones, confirmó que la reunión sigue en pie. Pekín, sin embargo, no ha confirmado oficialmente su participación.
¿Una pausa o una nueva escalada?
Los analistas consideran que el principal objetivo del diálogo en Kuala Lumpur es lograr una “pausa” que evite un nuevo colapso en las relaciones bilaterales. Según Wang, si no se avanza en distender la situación, los líderes podrían llegar a la cumbre centrados únicamente en contener daños, en lugar de construir una agenda económica positiva.
En agosto pasado, ambos países acordaron extender una tregua comercial por 90 días tras conversaciones en Ginebra, que incluyeron la reducción mutua de aranceles: Washington bajó del 145 % al 30 %, y China redujo del 125 % al 10 % los impuestos sobre productos estadounidenses.
