Lo que debía ser una fiesta deportiva acabó en una noche de violencia en Avellaneda. El duelo entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana fue interrumpido en el minuto 48, con el marcador 1-1, debido a un enfrentamiento entre hinchas que se extendió desde las gradas hasta la cancha.

La Conmebol comunicó poco después que, "en función a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades locales de seguridad", el partido "queda cancelado".

El estallido de violencia comenzó en la tribuna Bochini Alta, donde aficionados chilenos arrancaron butacas y pedazos de cemento para arrojarlos contra la parcialidad local. Según testigos, también se usaron palos, bloques de hormigón y hasta inodoros como armas improvisadas.

La falta de acción inmediata por parte de la Policía empeoró la situación. Cuando se ordenó evacuar a los seguidores de Universidad de Chile, un grupo de hinchas de Independiente irrumpió en la grada, provocando una riña que derivó en escenas de desesperación, con chilenos lanzándose desde varios metros de altura para huir.

De acuerdo con fuentes del club argentino, el saldo fue de 10 heridos de gravedad y 90 detenidos, mientras que cerca de 300 aficionados visitantes fueron retenidos para controles policiales.

Autoridades oficiales confirmaron que tres de los lesionados permanecen en estado crítico, entre ellos un aficionado chileno trasladado en condición delicada a un hospital cercano.

La Conmebol adelantó que el caso será elevado a sus órganos judiciales y a la Comisión Disciplinaria, que deberán determinar las sanciones correspondientes y la resolución del duelo interrumpido.