Carlos Alcaraz logró su pase a los octavos de final en Wimbledon al vencer en cuatro sets al alemán Jan-Lennard Struff (6-1, 3-6, 6-3 y 6-4), un tenista que siempre ha sabido cómo complicarle las cosas.
A sus 35 años, Struff es un personaje singular dentro del circuito. Recorre el All England con camiseta sin mangas, gorra hacia atrás y sin prisas, incluso comiendo a solo 30 minutos del partido ante Alcaraz. Su estilo, poco convencional, también se refleja en la pista: un par de centímetros o kilómetros por hora pueden definir su destino entre una victoria resonante o una derrota abultada.
El primer set duró apenas 27 minutos y dejó la impresión de que el alemán, actualmente número 125 del ranking, sería una víctima más. Sin embargo, ajustó sus golpes, elevó su precisión y logró emparejar el partido en el segundo parcial. No era una sorpresa para Alcaraz, que ya había perdido al menos un set ante Struff en sus cuatro enfrentamientos anteriores.
Struff mantuvo su agresividad sin titubeos, una mentalidad clave cuando se enfrenta a los mejores del mundo. Nunca muestra frustración, ni baja la cabeza: “Si entra, bien, sino, mal, pero no hay nada que perder”, parece ser su lema.
El duelo se definió por pequeños detalles. En el cuarto set, el alemán desaprovechó una bola de quiebre con el marcador 3-2 a su favor y hasta seis ventajas en el octavo juego. Alcaraz resistió y, en su primera oportunidad para romper, logró la diferencia definitiva.
En octavos, el murciano se medirá ante el ruso Andrey Rublev, a quien ha vencido en dos ocasiones en el ATP Finals de Turín, aunque perdió ante él en Madrid 2023. El duelo se jugará este domingo.